Ella sigue recordando la primera vez que lo vio, la primera vez que sintió sus labios, la primera vez que se agarraron de la mano para recorrer el sendero de la vida juntos.
Él repite una y otra vez que no volverán y ella puede entrever un anhelo de que ese imposible pueda suceder alguna vez.
Se trata de dos personas con vidas diferentes, procedentes de distintas familias, de distintas experiencias pero con bastantes similitudes que les hizo recorrer parte del camino juntos.
Se conocieron a raíz de amistades en común y desde que esos ojos penetraron en su mente dejo huella hasta tal día presente cuyo recuerdo le produce un nerviosismo que recorre todo su cuerpo.
¿Celos? ¿Desconfianzas? Al fin y al cabo son temores, miedos por no confiar en nosotros mismos, por no saber valorarnos y considerarnos uno más.
Los días eran marcados a pesar de esos sentimientos, se divertían, charlaban, paseaban, dormían juntos y todas esas preciosas sensaciones que dan ánimos a cualquiera para ser felices día a día.
Y ante esto, se presentó finalmente un dilema...Resignarse ante el rechazo y aceptar que la otra persona no tenia la misma sensación que ella y seguir caminando atravesando uno de los baches más duros o mantener la esperanza y aguantar hasta que el destino decidiera que ocurrirá con ellos.
Mientras reina la confusión sigue manteniendo en su corazón la gran huella imborrable de ese primer amor.
Pero como todo llego el final y como siempre triunfa el lado negativo.
Ella no era tonta ni mucho menos pero para ella un No "de momento vamos a dejarlo estar" provocaba en ella un intento más, un obstáculo más difícil para intentar demostrarle a él que podía hacer todo lo posible por hacerle feliz.
Permanecer fiel a sus principios es lo único que le hace sentirse bien y ya el tiempo decidirá.
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